Asociación Aragonesa de Escritores
Decididamente a la difusión de la lectura y el libro.
Carolina Molina. Personaje invitado del mes.
Publicado por Angelica en 18th Junio 2010
ENTREVISTA A CAROLINA MOLINA POR ANGÉLICA MORALES.
A Carolina Molina le gusta el color azul, la ciudad de Granada y los versos de Federico García Lorca. Desde niña sintió predilección por la escritura y poco a poco, y con gran esfuerzo, ha conseguido hacerse un nombre en el mundo de la literatura actual. Sus obras publicadas hasta el momento son “La luna sobre la Sabika”, “Mayrit entre las murallas”, “Sueños del Albaizín” y “Guardianes de la Alhambra”. Como periodista participa en las revistas literarias granadinas “El legado Andalusí” y “Entre Ríos”. También coordina la sección “Érase un cuento” del periódico digital “El Heraldo del Henares”, dirigido por Roberto Mangas.
Algunos escritores aragoneses ya han pasado por sus manos, por eso, desde la AAE nos ha parecido interesante dar a conocer la figura de Carolina Molina. Carolina es, sin duda, uno de esos seres extraordinarios que, sin esperar nada a cambio, siempre le facilitan a uno el camino. La escritora madrileña, con la amabilidad que le caracteriza, nos ha concedido esta entrevista para el blog.
Gracias, Carolina, por abrir puertas a los autores que empiezan.
Contacto:
http://carolinamolina.blogspot.com/
http://guardianesdelaalhambra.blogspot.com/
¿Hay mucho cuentista entre nosotros? Cuéntenos algo que no sepamos sobre esos autores desconocidos que usted va descubriendo cada semana en la sección que coordina en el Heraldo del Henares de “Érase un cuento”.
España es un país de cuentistas. Tenemos una larga tradición oral y muy buenos escritores que se han dedicado por entero al género del cuento o que de forma esporádica nos han dejado pequeñas joyas de las que ahora disfrutamos. Mi experiencia en el Heraldo del Henares ha sido sorprendente, he conocido a cuentistas de distintas partes de España y de distintas generaciones. Aprendo de sus cuentos cada día. Y cada día también me lamento más de que el sector editorial no se arriesgue más con ellos. Todos ellos están unidos como una piña para defender el cuento. Yo creo que el cuentista es más vocacional que el novelista.
En su opinión, ¿el cuento está pasando por uno de sus mejores momentos?
Las editoriales siguen siendo reticentes a publicar cuentos. Por encima de la calidad del género prima el nombre del autor. Sin embargo sí observo que existen pequeños avances, sobre todo en las editoriales pequeñas. Quizás no sea el mejor momento de publicaciones de cuentos pero sí el mejor momento para la creatividad cuentista. Ahora tenemos la experiencia de la generación anterior a la que pertenece Merdardo Fraile, que ha sido tan generoso con nosotros en Heraldo del Henares y que es excepcional. Yo creo que ahora se es consciente de que todo cabe en el cuento y hay infinitas formas de contar una historia incluso con dos frases si fuera necesario.
Periodista, escritora y lorquiana, ¿por qué orden?
Primero fui novelista. Mi vocación literaria llegó pronto, con catorce años ya tenía muy claro que quería escribir y empecé con la novela y con la poesía (género que luego no he vuelto a tocar). A los diecisiete llegó García Lorca a mi vida y gracias a él descubrí un mundo fantástico que fue el teatro al que dediqué varios años. Finalmente decidí estudiar Periodismo. Aunque ser novelista, lorquiana y periodista parecen ser cosas incompatibles, a lo largo de los años he observado que todo me ha llevado a lo mismo, que es la novela histórica. El Periodismo me enseñó a documentarme, la disciplina diaria de escribir novela desde muy joven me ayudó a madurar las historias y finalmente Federico (García Lorca) me llevó a Granada, que es ahora mi segunda tierra. Ahora no comprendo mi vida sin ninguna de esas cosas.
¿Qué tienen los versos de Lorca que tanto cautivan?
Reflejan su personalidad y las vivencias de una tierra a la que amo.
Coqueteó en su juventud con la escritura dramática. ¿Se ha planteado volver a hacerlo?
El teatro fue parte de mi vida durante muchos años. Lo abandoné por la novela porque si el cuento es un género que vende poco el teatro vende aún menos. Pero mis novelas están pensadas teatralmente, con efectos teatrales. Pienso en las escenas como si fueran fotogramas de películas, quizás por eso priman en ellas el entretenimiento.
Confiesa en su biografía que Jo March, uno de los personajes de “Mujercitas”, fue para usted un claro referente. ¿Qué permanece de Jo March en Carolina Molina?
Soy muy luchadora. Aunque reconozco que “casi” estuve a punto de tirar la toalla con la novela hace nueve años. Hubo un tiempo, aunque ahora no lo recordemos, en que no había Internet, no existía manera de relacionarte con otros escritores, las editoriales grandes acaparaban el mercado. Era prácticamente imposible superar los filtros que constantemente te ponen hasta llegar a publicar. Pero como Jo March tenía muy claro que quería escribir y luché hasta el final.
Háblenos de su última novela: “Los guardianes de la Alhambra”.
Es la historia de todas las personas, conocidas unas y anónimas otras, que guardaron el monumento de la Alhambra cuando éste estaba en ruinas y consiguieron restaurarlo y conservarlo. Entre los personajes más famosos se encuentra, por supuesto, Washington Irving y entre los anónimos el personaje central de la novela e invención mía, que es Manuel Cid. Que conservará el legado irvingiano cuando el escritor americano se haya ausentado de Granada.
Como gran defensora de la novela histórica seria, bien documentada , ¿cree que hay mucho autor-fraude dentro de esta categoría literaria?
Quizás el problema no se deba a los autores sino a los editores que son a los que les interesa catalogar a sus novelas como históricas pues es el género más vendido. Con la novela histórica se tiene asegurado, al menos, una historia entretenida. El público busca los detalles anecdóticos de la historia y a veces se siente defraudado cuando lee una novela que no aporta esos datos.
¿Por qué piensa que tiene tanto tirón la novela histórica?
Por eso mismo, porque ofrece varias lecturas. Proporciona un marco imaginado al que te puedes transportar con facilidad y al tiempo aprendes hechos históricos reales. La novela histórica puede tener muchos subgéneros, puede enseñarte la vida cotidiana del siglo XIV o la vida de unos marineros en un buque del siglo XVIII…los temas de la novela histórica son infinitos.
Y centrándonos en su obra, ¿qué es lo que más le seduce a la hora de contar historias pasadas?
Casi siempre selecciono el momento histórico lo primero. Hay veces que documentándome para un libro surge un hecho o situación que despierta mi interés. Luego es cuestión de investigar ese momento, enlazar situaciones reales con las ficticias y añadirle unos personajes que ofrezcan otra historia más personal.
¿Qué proyectos literarios tiene en estos momentos entre manos?
Demasiados. Continúo la vida de Maximiliano Cid, descendiente del protagonista de Guardianes de la Alhambra. Tengo pendiente un proyecto muy querido que confío en que salga adelante sobre literatura infantil. En septiembre espero que se reedite una nueva versión de La luna sobre La Sabika (mi primera novela) en la editorial Zumaya y por supuesto confío en poder seguir colaborando en esta editorial en su colección de narrativa, en la revista Entreríos de Granada y en la Sección Érase un cuento del periódico Heraldo del Henares o en la Biblioteca Imaginaria de Cristina Monteoliva. Tampoco descuidaré mis artículos periodísticos en diferentes revistas. Eso es lo principal, pero siempre hay más cosas.
¿Cree que los escritores hemos ido perdiendo imaginación a cambio de un puesto en el mercado editorial?
Cuando firmas un contrato importante o ganas un premio importante dejas de ser todo lo libre que necesitarías ser para escribir. Pero es un círculo vicioso porque sin contratos y a veces, sin premios, en la literatura, no eres nadie. El mercado editorial es muy cruel con los escritores que empiezan y con los que intentan mantenerse. Y a veces te tienta el camino más fácil.
¿Qué le mueve a escribir?
La necesidad, la vocación, la inspiración…
¿La literatura aragonesa goza de buena salud?
A tenor de lo que he podido leer en la Sección del Heraldo del Henares no hay ninguna duda. Yo ya conocía a escritoras de novela histórica como Angeles de Irisarri, Magdalena Lasala o José Luis Corral, pero he de decir que ha sido todo un honor conocer a grandes escritores aragoneses o relacionados con Aragón como José Luis Gracia Mosteo, a Angélica Morales (ella bien lo sabe), a Miguel Mena, a Luis Borrás, a Antón Castro…en fin, personas de gran valía.
Y para finalizar, ¿conocía la Asociación Aragonesa de Escritores?
He de reconocer que no. Aunque gracias a los cuentistas y al Heraldo del Henares he podido saber de su labor y creo que hay que felicitarla porque asociaciones que defiendan e informan a los escritores no hay muchas. Y esto hay que fomentarlo.