Noches
en Bib-Rambla
Noches en Bib-Rambla es la segunda
entrega de una futura trilogía ambientada en la Granada decimonónica, cuyo
argumento principal es la vida de la familia Cid. Si bien en la primera
entrega: Guardianes de la Alhambra,
recorríamos la ciudad nazarí de la mano de uno de sus componentes: Manuel Cid,
un burgués bohemio empeñado en retratar con sus pinceles los vestigios de la
cultura musulmana de la ciudad, pese a la insidiosa personalidad de su esposa,
la maquiavélica Bárbara Benajara; en Noches
en Bib Rambla encontramos la continuación genética y argumental, gracias a
la aparición del hijo mayor de la familia Cid, Maximiliano.
Manuel Cid ha muerto en circunstancias
no aclaradas, y el hijo, entregado desde su infancia a la custodia de sus tíos
madrileños con la excusa de proporcionarle una educación cosmopolita acorde a
su posición, regresa al hogar paterno para hacerse cargo de la hacienda y los
negocios familiares.
Pero Maximiliano, Max Cid, no está
dispuesto a someterse a los mandatos y a las intrigas de su madre, y no tardará
en mostrar su fuerte carácter, y su determinación a la hora de defender, por
todos los medios a su alcance, los monumentos granadinos amenazados por una
desaforada e irracional ansia de borrar las huellas del pasado histórico, en
beneficio de una pretendida modernización de la urbe granadina.
La estructura novelística que Carolina
ha elegido para su Noches en Bib-rambla es vertical, ascendente, como un árbol
al que se le van sumando personajes y situaciones, como si de ramificaciones se
tratase, que no ensombrecen en ningún
momento el principal eje argumental. Es una novela vigorosa, recia,
plagada de situaciones enriquecedoras tanto desde el punto de vista histórico,
como el puramente dramático; y para ello la autora ha sabido crear un numero
concreto de personajes que participan en la trama argumental con una solvencia,
por qué no decirlo, que resulta muy difícil de encontrar en la novela
contemporánea.
Estoy seguro de que quien se adentre en
las páginas de este libro, no solo aprenderá mucho sobre esos desastrosos años
para el acerbo cultural, no sólo de Granada, sino de ciudades poseedoras de un
patrimonio histórico y artístico irreemplazable, como también lo es nuestra
Córdoba, sino que se enamorará de los personajes que pueblan sus páginas.
Porque esta novela está escrita con la maestría del autor que no pierde en
ningún momento la exacta tensión narrativa, sabiendo empatizar con el lector
hasta el punto de hacer de él una verdadera elongación celular del libro objeto.
Si el microrrelato, el cuento, la novela son las delicadas arcas donde guardar
los posos de nuestra fértil imaginación, en este trabajo Carolina Molina nos da
las piezas necesarias para construir su mundo propuesto. Escucharemos ruidos de
esqueletos, y cristales quebrados, el crujir de telas femeninas en la
medianoche alhambrina, el relinchar de los caballos de las diligencias, incluso
el golpear ominoso de los mazos de demolición.
En definitivas cuentas, y con una frase
que lo dice todo, quiero terminar mi intervención:
Esto es literatura.