El Falsificador de la Alcazaba es la nueva novela
de Carolina Molina. El protagonista de la
misma es el clérigo Juan de Flores, prebendado de la Catedral de Granada. La
historia se centra en el siglo XVIII y nos narra, con la habilidad que es
característica en las novelas de Carolina, la vida de este curioso personaje
entre la picaresca, el afán de notoriedad y la búsqueda de Iliberri, la Granada
romana.
Juan de Flores tenía verdadera afición por la
arqueología y las antigüedades. Movido por ese afán de notoriedad no tuvo
ningún escrúpulo en falsificar innumerable cantidad de obras, muchas de las
cuales enterraba posteriormente para redescubrirlas. No dudó tampoco en
falsificar documentos.
El coleccionismo, en la España de la Ilustración, se
convirtió en una manera de demostrar el poder. Juan de Flores, gracias a
su condición de clérigo, conseguía que la gente del Albaicín le mostrara sus
secretos y sus antigüedades. De esa confianza, él iba logrando hacerse con una
valiosa colección y la fama de hombre sabio.
Pero su ambición fue desmedida, su codicia insaciable,
naciendo de ella la falta de escrúpulos para falsificar cualquier tipo de
objeto y dar la impresión de antiguo, con la excusa de que era para servir a
Dios.
Lo que pudo haber sido uno de los descubrimientos más
importantes de la época, la Iliberri romana y muchos de sus restos
arqueológicos, se convirtió en una pesadilla para la ciudad.
Fue famoso en Granada el proceso
judicial de varios años por el que fue condenado.
Aparte de la vida e historias truculentas del
personaje central, la novela se desarrolla en una época de grandes cambios para
España. Carolina Molina refleja con detalle las desigualdades sociales, la
preponderancia del clero y de unos pocos afortunados que manejaban las riquezas
y el poder.
Como Max Cid indica en la introducción “en esa
fantástica visión de la sociedad, los ilustrados pretendían tomar a los únicos
hombres capaces intelectualmente, rectos de ideas y honorables de nacimiento, o
sea, a la nobleza, para dirigir las vidas de todos los demás, por lo tanto, del
pueblo llano. Poco a poco se cimentaban las bases de un absolutismo ilustrado,
que, maquillado con propósitos más elevados, nunca dejaría de ser un simple
absolutismo”
El Falsificador de la Alcazaba es una novela muy
interesante. Saber de la vida de un personaje como Juan de Flores, del mundo en
el que se movía, los hilos que manejaban los poderosos y la picaresca tan
española que impregnaba la sociedad.
Y, como es habitual en la literatura de
Carolina Molina, una historia muy bien escrita que se hace corta.
Si no saben qué leer este verano, esta
es una novela que no se deben perder.